Reflexión

Enviado por un anónimo el 24 de Abril del 2018.



1,2,3.... Cuerpos regados en una línea interminable, mártires desauciados en su lecho de muerte; sin embargo, jóvenes con la valentía de dejar su nombre grabado en la historia.
Ya mi caballo se impacienta, el temple pinolero no permite tener un corazón indeferente. Cada uno se vuelve una mecha que se consume, una carga cerrada que no va a dejar de reventar.
Así de propias las tradiciones, así de única nuestra alegoría; viniendo del maíz y resurgiendo de la sangre volvemos a levantarnos bañados de azul y blanco.
Sin indicios del mañana, con lo helenístico de Darío y la dignidad de Sandino.
Quizás sin estudios superiores, pero con más educación que los profesionales. Así se impone el pueblo, próspero y carente de miedo a la hora de vitorear "¡Que se rinda tu madre!"
Venciendo el sueño que nos ataba a la ignorancia y destruyendo barreras que nos cegaban de que todos, somos Uno.

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