Destino

—Moonbyul, alguien pregunta por ti en el mostrador. Creo que es tu chica.


Casi se atraganta con el agua que estaba bebiendo. De hecho, se echó media botella por encima de la camiseta y se resbaló un poco al levantarse tal de golpe, ganándose las risitas de sus compañeras, pero no le importó. Nada importaba, solo verla.


Mientras corría por el edificio para llegar a recepción y bajaba las escaleras de tres en tres, recordaba la manera en la que la recepcionista se había referido a Solar. "Creo que es tu chica", "tu chica", "tu chica"... Se tropezó justo en el último escalón, el que daba a la sala de espera. Aunque pudo agarrarse a la barandilla a tiempo, seguía siendo un poco vergonzoso. ¿Qué iba a pensar Solar ahora? ¿Que era una perdedora loca por ella?


No obstante, al escuchar su risa y verla tan tranquila y feliz de verla, allí sentada en el sillón de la agencia, todo parecía irrelevante. Se le aflojaron las rodillas y temió caerse de nuevo, pero seguía agarrada. "Dile hola, idiota", se recordó.


—Hey.


¿Pero qué le pasaba? ¿"Hey"? ¿Quién se creía, un galán de telenovela? Empezó a pensar y pensar en lo tonta que era, pero Solar se volvió a reír. Los ojos le brillaban de ilusión, aunque la risa era un poco burlona.


—¿Has estado nadando?


Moonbyul no la entendió hasta que se miró la camiseta. Ah, claro, la botella de agua. Ni siquiera había notado lo mojada que estaba hasta ahora. Lo ignoró completamente y se acercó a ella con zancadas decididas, impaciente de tenerla aún más cerca. Solar parecía contenta, aunque un poco intimidada, y ante lo que hizo después, cuando ya estaba a un par de pasos de ella, hizo que se pusiera la mano sobre los ojos y exclamara:


—¡Pero qué haces, tápate! ¡Que me voy, eh!


Se había bajado los pantalones de deporte por la parte de la derecha para enseñarle la marca que compartían. Se le hacía tan normal tenerla allí y tenía tantas ganas de enseñársela que no se había siquiera planteado que no era un sitio muy normal y, desde luego, no demasiado público. Había una razón por la que ninguna fan hubiera visto antes su marca. Escuchó a su espalda la risa de la recepcionista. Estaba haciendo el ridículo delante de Solar. Qué novedad.


—Perdón —suspiró, mirando al suelo—. Quería enseñarte mi...


—No me lo digas —la interrumpió Solar con el ceño fruncido.


Parecía que se temía lo peor de ella. Qué imagen más horrible, y qué impresión más mala le tenía que estar dando.


—Era mi marca, tonta, yo... ¿Sabes qué?


Levantó la vista del suelo y la posó en ella. No quería malgastar ni un segundo de poder ver sus hermosos ojos. Su chica, su alma gemela, su otra mitad, en definitiva, la observaba como si pensara que le faltara un tornillo. Puede ser que así fuera, porque no pensaba bien con ella cerca. Había una cosa, desde luego, que tenía claro que le faltaba.


Extendió el brazo y le tendió la mano con educación. Solar la miró con aún más extrañeza.


—Empecemos de nuevo —Decidió, y se presentó de manera muy formal—. Soy Moon Byulyi. Mi comida favorita es el kimchi y, aunque me encanta el rap, también me gusta mucho cantar. Sé que soy un poco torpe —reconoció mientras sonreía con un poquito de vergüenza—, pero me encantaría conocerte mejor. ¿Qué dices?


Había dejado muda a Solar. La miraba con una expresión muy curiosa, como si la estuviera viendo por primera vez y estuviera decidiendo si le gustaba o no. Quizás sería lo mejor para ambas, el saberlo desde el principio. Algunas almas gemelas decidían no estar juntas, aunque eso les causara un vacío enorme en el corazón. Algunos médicos que investigaban aquella conexión consideraban que era perjudicial para la salud, incluso. Realmente eso a Moonbyul no le importaba, sino que Solar la eligiera, que le dijera que sí. Que la quisiera tanto como ella estaba empezando a hacerlo.


Ya se estaba preocupando de más por su silencio cuando le estrechó la mano.


Su piel era muy suave y cálida. Había leído en mil ocasiones sobre la primera vez que tocabas a tu alma gemela con la conciencia de que lo era, y también le habían dado alguna clase sobre ello en la escuela, pero nada se comparaba. No eran ni fuegos artificiales, ni un huracán, ni una montaña rusa...


Era una sensación mágica, pero no tanto como lo que sintió cuando Solar le respondió, de repente muy tímida, aún sosteniendo su mano:


—Soy Kim Yongsun. Soy guía turística de 9 a 5, y después del trabajo canto porque es lo que me apasiona...


Se mordió el labio y, con solo ver sus ojos, supo que ella también había sentido la magia que las unía. El corazón le dio un vuelco cuando cruzó la distancia que las separaba y le puso la mano libre sobre la mejilla con dulzura.


—Y nada me haría más feliz que estar contigo.








¡Este es el último capítulo! Muchas gracias por leer mi fanfic. Aunque este sea el final de Destiny tengo otro al que todavía le quedan unos capitulillos, así que os podéis pasar por ahí. Hasta luegooo. 

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