VII

El maestro del sueño

Toda relación en tu vida es susceptible de ser sanada, toda relación puede sermaravillosa, pero siempre empezará por ti. Es necesario que tengas valentía parautilizar la verdad, para hablarte a ti mismo con la verdad, para ser completamentesincero contigo mismo. Quizá no es necesario que te muestres sincero con todo elmundo, pero puedes serlo contigo mismo. Quizá no seas capaz de controlar lo queocurrirá a tu alrededor, pero puedes controlar tus propias reacciones. Esas reacciones guiarán el sueño de tu vida, tu sueño personal. Son tus reacciones las que te hacensentir muy desdichado o muy feliz. 

Tus reacciones son la clave para tener una vida maravillosa. Si eres capaz deaprender a controlar tus propias reacciones, entonces podrás cambiar tus costumbres ycambiarás tu vida.

Eres responsable de las consecuencias de todo lo que haces, piensas, dices ysientes. Tal vez te resulte difícil comprender qué acciones provocaron unaconsecuencia determinada -qué emociones, qué pensamientos-, pero lo que sí ves es laconsecuencia porque, bien la estás sufriendo, o estás disfrutando de ella. Controlas tusueño personal mediante las elecciones. Comprueba si la consecuencia de tu elección teresulta satisfactoria o no. Si es una consecuencia que te permite disfrutar, entoncessigue adelante. Perfecto. Pero si no te gusta lo que está ocurriendo en tu vida, si noestás disfrutando de tu sueño, intenta averiguar qué está originando las consecuenciasque tanto te disgustan. Así es como se transforma el sueño.  

Tu vida es la manifestación de tu sueño personal. Si eres capaz de transformar elprograma de tu sueño personal te convertirás en un maestro del sueño. Un maestro delsueño crea una vida que es una obra maestra. Pero llegar a ser un maestro del sueñorepresenta un gran reto, ya que normalmente los seres humanos se convierten enesclavos de sus propios sueños. El modo en que aprendemos a soñar es una trampa.Con todas las creencias que tenemos de que nada es posible, resulta difícil escapar delsueño del miedo. A fin de despertar del sueño, necesitas dominarlo. 

Por esa razón los toltecas crearon la Maestría de la Transformación, para liberarsedel viejo sueño y crear un nuevo sueño donde todo es posible, incluso escapar delsueño. En la Maestría de la Transformación, los toltecas dividen a la gente ensoñadores y en cazadores al acecho. Los soñadores saben que el sueño es una ilusión yjuegan en ese mundo de ilusión sabiendo que se trata sólo de eso. Los cazadores alacecho son como un tigre o un jaguar, y están al acecho de toda acción y reacción. 

Tienes que acechar tus propias reacciones; trabajar en ti mismo a cada instante.Requiere mucho tiempo y valor porque resulta más fácil tomarse las cosas como algopersonal y reaccionar de la misma manera que acostumbras a hacer. Y eso te conduce acometer muchos errores y a padecer mucho dolor, porque tus reacciones sólo generanmás veneno emocional e incrementan la desdicha. 

Ahora bien, cuando seas capaz de controlar tus reacciones, descubrirás que notardas nada en ver, es decir, en percibir las cosas como realmente son. Por lo general, lamente percibe las cosas como son, pero debido a toda la programación y a todas lascreencias que tenemos, hacemos interpretaciones de lo que percibimos, de lo queoímos, y sobre todo, de lo que vemos. 

Existe una gran diferencia entre ver de la manera en que la gente ve en el sueño yver sin establecer juicios, tal como es. La diferencia reside en el modo en que reaccionatu cuerpo emocional frente a lo que percibes. Por ejemplo, si vas andando por la calle yun desconocido te dice: «Eres un estúpido» y se aleja, puedes percibir la situación y reaccionar de muchas maneras diferentes. Aceptar lo que esa persona te ha dicho ypensar: «Sí, debo de ser un estúpido». Enfurecerte o sentirte humillado, o sencillamenteignorarlo. 

Lo cierto es que esa persona te está enfrentando a su propio veneno emocional yte ha hecho ese comentario porque has sido el primero que se ha cruzado en sucamino. No tiene nada que ver contigo. No hay nada personal en ello. Y si eres capazde ver esa verdad, tal como es, no reaccionarás. 

Dirás: «Cómo sufre esa persona», pero no te lo tomarás como algo personal. Essólo un ejemplo, pero se puede aplicar a la mayoría de las cosas que sucedencontinuamente. Tenemos un pequeño ego que se toma todas las cosas de manerapersonal, que nos hace reaccionar exageradamente. No vemos lo que está ocurriendorealmente porque reaccionamos al instante y lo convertimos en parte de nuestro sueño. 

Tu reacción proviene de una creencia interior muy profunda. Has repetido esamanera de reaccionar miles de veces y al final se ha convertido en un hábito para ti.Estás condicionado a ser de una determinada manera. Y ahí reside el reto: cambiar tusreacciones normales, cambiar tus hábitos, arriesgarte y hacer elecciones diferentes. Sino consigues la consecuencia que querías, cámbiala una y otra vez hasta obtenerfinalmente el resultado que deseas. 

He dicho que nunca hicimos la elección de tener en nuestro interior al Parásito,que es el Juez, la Víctima y el Sistema de Creencias. Si sabemos que no teníamos otraopción y adquirimos conciencia de que no es nada más que un sueño, recobraremosalgo que perdimos y que es muy importante: algo que las religiones llaman «librealbedrío», y que es lo que Dios les concedió a los seres humanos cuando los creo. Escierto, pero el sueño nos lo arrebató y se lo quedó, porque el sueño es quien controla lavoluntad de la mayoría de los seres humanos. 

Algunos dicen: «Quiero cambiar, realmente quiero cambiar. No hay ninguna razónpara que sea tan pobre. Soy inteligente. Merezco vivir una vida mejor, ganar muchomás dinero del que gano actualmente». Lo saben, pero sólo es lo que su mente les dice.¿Y qué hacen? Encender el televisor y pasarse horas y horas mirándolo. Entonces,¿dónde está la fortaleza de su voluntad? 

Una vez que tenemos conciencia, podemos hacer una elección. Si fuésemoscapaces de tener esa conciencia de manera permanente, cambiaríamos nuestrascostumbres, nuestras reacciones y nuestra vida entera. Cuando cobramos esaconciencia, volvemos a tener el libre albedrío. Cuando recobramos el libre albedrío,entonces somos capaces de recordar quienes somos en cualquier momento. Y si loolvidamos, podemos escoger otra vez, pero sólo si tenemos esa conciencia. De locontrario, no tenemos elección. 

Cobrar conciencia significa ser responsable de la propia vida. No eres responsablede lo que está sucediendo en el mundo. Eres responsable de ti mismo. No fuiste túquien hizo el mundo tal como es; el mundo ya estaba como es ahora antes de que túnacieses. No viniste aquí con la gran misión de salvar al mundo y de cambiar la sociedad, pero, indudablemente, viniste con una gran misión; una misión importante.La verdadera misión que tienes en la vida es hacerte feliz, y a fin de ser feliz, debesexaminar tus creencias, la manera que tienes de juzgarte a ti mismo, tu victimismo. 

Sé completamente sincero con respecto a tu felicidad. No proyectes una falsaimpresión de felicidad diciéndole a todo el mundo: «Mírame. He triunfado en la vida,tengo todo lo que quiero, soy muy feliz», cuando no te gustas. 

Todo está ahí para nosotros, pero lo primero que necesitamos es tener la valentíade abrir los ojos, de utilizar la verdad y de ver las cosas como son en realidad. Los sereshumanos están muy ciegos y la razón de tanta ceguera es que no quieren ver. Porejemplo: Una mujer joven conoce a un hombre y de inmediato siente una fuerteatracción hacia él. 

Tiene una subida de hormonas y lo único que quiere es a ese hombre. Todas susamigas ven qué tipo de hombre es. Consume drogas, no trabaja, tiene todas lascaracterísticas que hacen sufrir tanto a las mujeres. Pero cuando ella lo mira, ¿qué es loque ve? Sólo ve lo que quiere ver. Ve que es alto, guapo, fuerte, encantador. Se creauna imagen de él e intenta negar lo que no quiere ver. Se miente a sí misma. Realmentequiere creer que la relación funcionará. Las amigas le dicen: «Pero toma drogas, es unalcohólico, no trabaja». Y ella les contesta: «Sí, pero mi amor hará que cambie». 

Su madre no soporta a ese hombre, claro, y lo mismo le sucede a su padre. Los dosestán preocupados por ella porque ven adonde la va a llevar el camino que ha tomado.Le dicen: «No es un buen hombre». Pero ella les responde: «Me estáis diciendo lo quetengo que hacer». Se enfrenta a su madre y a su padre, hace caso de sus hormonas y semiente a sí misma en un intento de justificar su elección: «Es mi vida y voy a hacer conella lo que quiera».

Meses más tarde, la relación la devuelve a la realidad. La verdad empieza a aflorar yella le culpa a él por las cosas que no quiso ver anteriormente. No hay respeto, lamaltrata, pero, ahora, lo que más le importa es su orgullo. ¿Cómo va a volver a su casay reconocer que su madre y su padre tenían razón? Con eso sólo conseguiría que sesintiesen satisfechos. ¿Cuánto le va a costar a esta mujer aprender la lección? ¿Cuántose ama a sí misma? ¿Hasta qué punto se va a maltratar?

Todo ese sufrimiento se deriva de no querer ver, aun cuando las cosas se nosmuestran claramente ante nuestros ojos. Por eso, cuando conocemos a alguien queintenta fingir que es mejor de lo que es, y que a pesar de haberse puesto esa falsamáscara, no puede ocultar su falta de amor, su falta de respeto, no queremos verlo nioírlo. A eso se debe que un anciano profeta dijera una vez: «No hay hombre más ciegoque el que no quiere ver. Y tampoco hombre más sordo que el que no quiere oír. Y nohay hombre más loco que el que no quiere comprender». 

Estamos muy ciegos, lo estamos de verdad y lo acabamos pagando. Ahora bien, sillegamos a abrir los ojos y ver la vida tal y como es, seremos capaces de evitar muchodolor emocional. Esto no significa que no nos arriesguemos. Estamos vivos ynecesitamos arriesgarnos, y si fallamos, bueno, ¿qué pasa?, ¿a quién le importa? Da lo mismo. Aprendemos y seguimos adelante sin hacer juicios. 

No necesitamos juzgar; no necesitamos culpar ni sentirnos culpables. Sólonecesitamos aceptar nuestra verdad y proponernos un nuevo principio. Si somoscapaces de vernos a nosotros mismos tal y como somos, habremos dado el primerpaso hacia nuestra propia aceptación, hasta anular el rechazo de uno mismo. Desde elmismo momento en que somos capaces de aceptarnos como somos, todos los cambiosson posibles. 

Todas las personas tienen un valor, y la vida respeta ese valor. Pero ese valor no semide en dólares ni en oro; se mide en amor. Más que eso, se mide en el amor hacia unomismo. Tu valor viene dado por la cantidad de amor que te tienes a ti mismo: y la vidarespeta ese valor. Cuando te amas a ti mismo, tu valor es muy alto, lo cual significa quetu tolerancia frente a los maltratos que tú mismo te infliges es muy baja. Es muy bajaporque te respetas. Te gustas tal y como eres y eso aumenta tu valor. Siempre que hayacosas en ti que no te gustan, tu valor será un poco más bajo. 

En ocasiones, la autocrítica es tan fuerte que la gente necesita atontarse para poderestar consigo misma. Cuando no te gusta una persona, puedes apartarte de ella. Cundono te gusta un grupo de gente, te puedes apartar de él. Pero si no te gustas a ti mismo,no importa adónde vayas, siempre estarás ahí. Para evitar tu propia compañía necesitastomar algo que te atonte, que aparte tu mente de ti. Quizás el alcohol te ayude. Oquizás alguna droga. Puede que la comida: sólo comer, comer y comer. Pero elmaltrato de uno mismo puede llegar a ser mucho peor que todo esto. Hay gente querealmente se odia a sí misma. Es autodestructiva, se mata poco a poco porque no tienela suficiente valentía para hacerlo de golpe.  

Si observas a las personas auto destructivas, verás que atraen a gente parecida.¿Qué hacemos cuando no nos gustamos a nosotros mismos? Intentamos atontarnoscon alcohol a fin de olvidar nuestro sufrimiento. Esa es la excusa que utilizamos. ¿Yadónde vamos para obtener alcohol? 

Vamos a un bar a beber, y una vez allí ¿adivina con quién nos encontramos? Conalguien igual que nosotros, alguien que también intenta evitarse a sí mismo y atontarse.Así pues, nos atontamos juntos, empezamos a hablar de nuestros sufrimientos y noscomprendemos muy bien. Hasta empezamos a disfrutarlo. La razón de que nuestroentendimiento mutuo sea tan perfecto es porque vibramos en la misma frecuencia.Ambos somos auto destructivos. Entonces yo te hago daño y tú me haces daño: unarelación perfecta en el infierno. 

¿Qué ocurre cuando cambias? Por la razón que sea, ya no necesitas el alcohol.Ahora te sientes bien cuando estás contigo mismo y realmente lo disfrutas. Ya hasdejado la bebida, pero tienes los mismos amigos y todos beben. Se embriagan,empiezan a sentirse más felices, pero tú ves claramente que su felicidad no es real. Loque llaman felicidad es una rebelión en contra de su propio dolor emocional. En esa«felicidad» están tan heridos que se divierten causando dolor a otras personas y a símismos. 

Al final, te resulta imposible encajar en ese ambiente, y por supuesto, ellos seenfadan contigo porque advierten que han dejado de gustarte. «Oye, veo que merechazas porque has dejado de beber conmigo, porque ya no nos emborrachamosjuntos.» Ahora es el momento de hacer una elección: retroceder o bien avanzar haciaotra frecuencia distinta y conocer a aquellos que acabarán por aceptarse a sí mismoscomo lo estás haciendo tú. Por fin descubres que existe otro reino de realidad, unanueva manera de relacionarse y ya no aceptas determinados tipos de maltrato. 

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