II

La pérdida de la inocencia

Los humanos somos, por naturaleza, seres muy sensibles. Pero si tenemos unasensibilidad tan elevada es porque percibimos todas las cosas a través del cuerpoemocional. Este cuerpo emocional es como un aparato de radio que se puedesintonizar para percibir determinadas frecuencias o bien para reaccionar frente a otras.La frecuencia normal de los seres humanos antes de la domesticación se ajusta en laexploración y el disfrute de la vida; estamos sintonizados para amar. De pequeños nodefinimos el amor como un concepto abstracto, sólo lo vivimos. Es tal como somos.  

Tanto el cuerpo emocional como el cuerpo físico cuentan con un componenteparecido a un sistema de alarma que nos permite saber cuándo algo no va bien. En elcaso del cuerpo físico este sistema de aviso es lo que denominamos dolor.

Cuando sentimos dolor es porque hay algún problema en nuestro cuerpo, algo quees necesario examinar y sanar. En el caso del cuerpo emocional, el sistema de alarma esel miedo. Siempre que sentimos miedo es porque alguna cosa no va bien. Quizá corrapeligro nuestra vida. 

El cuerpo emocional percibe las emociones, pero no a través de los ojos. Las emociones se perciben a través del cuerpo emocional. Los niños sencillamente«sienten» emociones, pero su mente racional no las interpreta ni las cuestiona. Esta esla razón por la que aceptan a determinadas personas y rechazan a otras. Cuando no sesienten seguros cerca de una persona, la rechazan porque son capaces de sentir lasemociones que esa persona proyecta. Los niños perciben fácilmente cuando alguienestá enfadado, ya que su sistema de alarma les provoca un pequeño miedo que les dice:«No te acerques», y siguiendo su instinto, no lo hacen. 

Aprendemos a tener un determinado estado emocional según la energía emocionalque impregne nuestro hogar y de cómo reaccionemos personalmente a esa energía. Aeso se debe que cada componente de la familia, aunque sean hermanos, reaccione deun modo diferente dependiendo de la manera en que haya aprendido a defenderse a símismo y a adaptarse a las circunstancias. Cuando los padres se pelean constantemente,falta la armonía y el respeto entre ellos, y se mienten, los niños siguen su ejemploemocional y aprenden a ser como ellos. Y aunque les digan que no sean así y que nomientan, la energía emocional de sus padres y de toda su familia les hará percibir elmundo de una manera similar. 

La energía emocional que impregne nuestro hogar sintonizará nuestro cuerpoemocional con esa frecuencia. El cuerpo emocional empieza a cambiar su sintonizacióny llega un momento que deja de ser la sintonización normal del ser humano. Jugamosal juego de los adultos, jugamos al juego del Sueño externo y perdemos. Perdemosnuestra inocencia, perdemos nuestra libertad, perdemos nuestra felicidad y nuestratendencia a amar. Nos vemos forzados a cambiar y empezamos a percibir otro mundo,otra realidad: la realidad de la injusticia, la realidad del dolor emocional, la realidad delveneno emocional. Bienvenidos al infierno: el infierno que los seres humanos crean, elSueño del Planeta. Somos bienvenidos a este infierno, pero no lo hemos inventadonosotros. Ya estaba aquí antes de que naciésemos.

Si observas a los niños podrás ver cómo se destruye el amor verdadero y lalibertad. Imagínate a un niño de dos o tres años que corre y se divierte en el parque.Mamá está mirando al pequeño y tiene miedo de que se caiga y se lastime. Entonces selevanta para detenerlo, pero el niño, creyendo que está jugando con él, intenta corrertodavía más deprisa. Los coches pasan cerca, por una calle próxima, y eso intensificatodavía más el miedo de mamá hasta que, finalmente, lo atrapa. El niño espera que ellase ponga a jugar con él, y sin embargo lo único que recibe es una azotaina. ¡Boom!Esto le causa un sobresalto. La felicidad del niño no era otra cosa que la expresión delamor que emanaba de él, pero después de eso es incapaz de comprender por qué sumadre actúa de ese modo. Con el tiempo, este tipo de sobresalto acabará por bloquearel amor. El niño no comprende las palabras, pero aun así, se pregunta: «¿Por qué?».

Y de este modo, correr y jugar, una expresión del amor, ha dejado de ser algoseguro porque, cuando expresas tu amor, tus padres te castigan. Te envían a tuhabitación y no puedes hacer lo que quieres. Te dicen que estás siendo un niño o unaniña mala y eso te hace sentir humillado, significa castigo.

En ese sistema de premios y castigos existe un sentido de la justicia y de la injusticia, de lo que es legítimo y de lo que no lo es. El sentido de la injusticia es comoun cuchillo que abre una herida emocional en la mente. Después, según cómoreaccionemos ante la injusticia, la herida puede infectarse con veneno emocional. Pero¿por qué se infectan algunas heridas? Veamos otro ejemplo.

Imagínate que tienes dos o tres años. Te sientes feliz, estás jugando, explorando.Aún no tienes conciencia de lo que es bueno o de lo que es malo, de lo que es correctoo incorrecto, de lo que deberías hacer y de lo que no deberías hacer, porque todavía noestás domesticado. Estás jugando en la habitación con un objeto que se encuentracerca de ti. No tienes intención de hacer nada malo, ni de intentar causarle daño anadie, pero estás jugando con la guitarra de tu papá. Para ti es sólo un juguete; noquieres hacerle el menor daño a tu padre. Pero él tiene uno de esos días en los que nose siente bien. Tiene problemas en su trabajo. Entra en la habitación y te encuentrajugando con sus cosas. Se enfada de inmediato, te coge y te da una zurra. 

Desde tu punto de vista, es una injusticia. Tu padre no hace más que entrar, y consu enfado, te hace daño. Confiabas plenamente en él porque es tu papá, alguien que,por lo general, te protege y te permite jugar y ser tú mismo. Sin embargo, ahora hayalgo que no acaba de encajar. Ese sentido de la injusticia es como un dolor en elcorazón. Te sientes vulnerable; te hace daño y te hace llorar. Pero no lloras únicamenteporque te ha dado una azotaina. No es la agresión física lo que te duele; lo que teparece injusto es la agresión emocional. No habías hecho nada malo. 

Ese sentido de la injusticia abre una herida emocional en tu mente. Tu cuerpoemocional está herido, y en ese momento, pierdes una pequeña parte de tu inocencia.Aprendes que no puedes confiar siempre en tu padre, y aun en el caso de que tu mentetodavía no lo sepa, porque no lo analiza, sí lo comprende: «No puedo confiar». Tucuerpo emocional te dice que existe algo en lo que no puedes confiar y que ese algopuede repetirse. 

Quizá reacciones con miedo; quizá con enfado o con timidez o sencillamente tepongas a llorar. Pero esa reacción ya es producto del veneno emocional porque, lareacción normal antes de la domesticación es que, cuando tu papá te da una bofetada,tú quieras devolvérsela. Le pegas o sólo intentas levantar la mano, pero lo único queconsigues con eso es que él se enfade todavía más contigo. Solamente has levantado lamano, pero has conseguido que reaccione con mayor enfado y recibes un castigotodavía peor. Ahora sabes que te destruirá. Ahora le tienes miedo y dejas de defenderteporque eres consciente de que, si lo hicieses, únicamente conseguirías empeorar lascosas. 

Sigues sin comprender el porqué, pero sabes que tu padre puede incluso matarte.Esto abre una herida atroz en tu mente. Antes de que ocurriese todo, tu mente estabacompletamente sana; eras del todo inocente. Sin embargo, ahora, después de estosacontecimientos, la mente racional intenta hacer algo con esa experiencia. Aprendes areaccionar de un modo determinado, de una manera particular, tuya. Guardas laemoción en ti y eso cambia tu forma de vivir. Y a partir de entonces, esta experienciase repite cada vez con mayor frecuencia. La injusticia proviene de mamá y de papá, de los hermanos y de las hermanas, de los tíos y las tías, del colegio, de la sociedad, detodos. Con cada miedo aprendes a defenderte, pero no lo haces de la misma maneraque antes de la domesticación, cuando te defendías y seguías jugando. 

Ahora hay algo dentro de la herida que, en un principio, no parece representar ungran problema: el veneno emocional. No obstante, el veneno emocional se acumula yla mente empieza a jugar con él. A continuación, el futuro empieza a preocuparnos unpoco porque tenemos el recuerdo del veneno y no queremos que vuelva a ocurrir.También tenemos recuerdos de cuando hemos sido aceptados; recordamos a mamá y apapá siendo buenos con nosotros y viviendo en armonía. Queremos esa armonía perono sabemos de qué modo crearla. Y, como estamos en el interior de la burbuja denuestra propia percepción, nos parece que cualquier cosa que sucede a nuestroalrededor ha sido provocada por nosotros. Creemos que mamá y papá se pelean pornuestra culpa incluso cuando no tiene nada que ver con nosotros. 

Poco a poco perdemos nuestra inocencia; empezamos a sentir resentimiento, ydespués, ya no perdonamos más. Con el tiempo, estos incidentes e interacciones nosenseñan que no es seguro ser quienes realmente somos. Por supuesto, la intensidad detodo esto varía en cada ser humano según sea su inteligencia y su educación.Dependerá de muchos factores. Si tienes suerte, la domesticación no será tan fuerte.Ahora bien, si no eres tan afortunado, la domesticación puede ser tan dura y causarunas heridas tan profundas que incluso tengas miedo de hablar. El resultado es: «Oh,soy tímido». La timidez es el miedo a expresarse uno mismo. Quizá creas que no sabesbailar o cantar, mas esto es sólo la represión de un instinto humano natural: expresar elamor. 

Poco a poco perdemos nuestra inocencia; empezamos a sentir resentimiento, ydespués, ya no perdonamos más. Con el tiempo, estos incidentes e interacciones nosenseñan que no es seguro ser quienes realmente somos. Por supuesto, la intensidad detodo esto varía en cada ser humano según sea su inteligencia y su educación.Dependerá de muchos factores. Si tienes suerte, la domesticación no será tan fuerte.Ahora bien, si no eres tan afortunado, la domesticación puede ser tan dura y causarunas heridas tan profundas que incluso tengas miedo de hablar. El resultado es: «Oh,soy tímido». La timidez es el miedo a expresarse uno mismo. Quizá creas que no sabesbailar o cantar, mas esto es sólo la represión de un instinto humano natural: expresar elamor. 

Tomemos el ejemplo de una pareja corriente. Por la razón que sea, la mujer estáenfadada. Está llena de veneno emocional debido a una injusticia que tiene su origenen el marido. Éste no se encuentra en casa, pero ella recuerda la injusticia y el venenoaumenta en su interior. Cuando el marido llega, lo primero que ella quiere hacer escaptar su atención porque, cuando lo haga, podrá traspasarle a él todo el veneno yentonces sentirse aliviada. Tan pronto le dice lo malo, estúpido o injusto que es, letransfiere a su marido el veneno que acumulaba en su interior. 

Habla y habla sin parar hasta que consigue captar su atención. Finalmente, élreacciona y se enfurece, y entonces, ella se siente mejor. Sin embargo, ahora el venenorecorre el cuerpo de él y siente la necesidad de desquitarse. Tiene que captar la atenciónde ella a fin de librarse del veneno, pero ya no es sólo el veneno de ella: es el veneno de ella más el veneno de él. Si observas esta interacción detenidamente, comprenderás quelo que están haciendo es hurgar en sus respectivas heridas y jugar a ping-pong con elveneno emocional. De este modo, el veneno seguirá aumentando sin parar hasta que,algún día, uno de los dos estalle. Aun así, esta es la manera en que los seres humanosnos relacionamos a menudo. 

Al captar la atención, la energía va de una persona a otra. La atención es algo muypoderoso en lamente del ser humano. De hecho, en todo el mundo las personas vancontinuamente a la caza de la atención de los demás, y cuando la capturan, creancanales de comunicación. Pero al igual que se transfiere el sueño y el poder, también setransfiere el veneno emocional. 

Normalmente, nos liberamos del veneno traspasándoselo a la persona que creemosresponsable de la injusticia, pero si esa persona es tan poderosa que no podemosenviárselo, entonces lo lanzamos contra cualquier otra sin importarnos de quien setrate. Por ejemplo a los niños, que no son capaces de defenderse de nosotros,estableciendo así relaciones abusivas. De este modo, la gente que tiene poder abusa delos que tienen menos, porque necesita deshacerse de su veneno emocional. Hay quedesprenderse del veneno, y por eso en ocasiones, no se tiene en cuenta la justicia; sóloqueremos deshacernos de él, queremos paz. Esa es la razón por la que los sereshumanos andan siempre detrás del poder, porque, cuanto más poderoso se es, másfácil resulta descargar el veneno sobre los que no pueden defenderse. 

Por supuesto, estoy hablando de las relaciones en el infierno, de la enfermedadmental que existe en el planeta. No hay que culpar a nadie de esta enfermedad; no esbuena ni mala ni correcta ni incorrecta; sencillamente, esa es la patología normal deesta enfermedad. Nadie es culpable por comportarse de manera abusiva con los demás.Del mismo modo que la gente de aquel planeta imaginario no era culpable de que supiel estuviese enferma, tú no eres culpable de tener heridas infectadas con veneno.Cuando estás herido o físicamente enfermo, no te culpas a ti mismo por estarlo.Entonces, ¿por qué sentirse mal o culpable si tu cuerpo emocional está enfermo?

Lo que sí es importante es cobrar conciencia de que tenemos este problema, yaque cuando lo hacemos así, tenemos la oportunidad de sanar nuestro cuerpo y nuestramente emocional y de dejar de sufrir. Sin esa conciencia, no es posible hacer nada. Loúnico que nos queda es continuar sufriendo las consecuencias de nuestra interaccióncon otros seres humanos, y no sólo eso, sino también sufrir a causa de la interacciónque mantenemos con nuestro propio yo, porque también nos tocamos nuestraspropias heridas con el único propósito de castigarnos.

En nuestra mente hay una parte, creada por nosotros, que siempre está juzgando.El Juez juzga todo lo que hacemos, lo que no hacemos, lo que sentimos, lo que nosentimos. Nos juzgamos a nosotros mismos de manera continua y juzgamosincesantemente a los demás basándonos en nuestras creencias y en nuestro sentido dela justicia y demás estén equivocados. Sentimos la necesidad de tener «razón» porqueintentamos proteger la imagen que queremos proyectar al exterior. Tenemos queimponer nuestro modo de pensar, no sólo a otros seres humanos sino también a nosotros mismos. 

Cuando cobramos conciencia de todo esto, comprendemos con facilidad por quéno funcionan las relaciones: con nuestros padres, con nuestros hijos, con nuestrosamigos, con nuestra pareja e incluso con nosotros mismos. ¿Por qué no funciona larelación que mantenemos con nosotros mismos? Porque estamos heridos y llenos detodo ese veneno emocional que a duras penas somos capaces de manejar. Estamosllenos de veneno porque hemos crecido con una imagen de perfección que no secorresponde a la realidad, que no existe, y sentimos esa injusticia en nuestra mente. 

Hemos visto de qué modo creamos esa imagen de perfección para complacer a losdemás, aun cuando ellos crean su propio sueño, que no guarda ninguna relación connosotros. Intentamos complacer a mamá y a papá, intentamos complacer a nuestroprofesor, a nuestro guía espiritual, a nuestra religión, a Dios. Pero la verdad es que,desde su punto de vista, nunca seremos perfectos. Esa imagen de perfección nos dicecómo deberíamos ser a fin de reconocer que somos buenos, a fin de aceptarnos anosotros mismos. Pero ¿sabes qué? De todas las mentiras que nos creemos de nosotrosmismos, esta es la más grande, porque nunca seremos perfectos. Y no hay manera deperdonarnos por no serlo. 

Esa imagen de perfección cambia nuestra forma de soñar. Aprendemos a negarnosy a rechazarnos a nosotros mismos. Según todas las creencias que tenemos, nuncasomos lo bastante buenos o lo bastante adecuados o lo bastante limpios o lo bastantesanos. Siempre existe algo que el juez no acepta ni perdona jamás. Por esta razónrechazamos nuestra propia humanidad; es decir, esta es la razón por la que no nosmerecemos ser felices; esta es la razón por la que buscamos a alguien que nos maltrate,a alguien que nos castigue. Y debido a esa imagen de perfección nos sometemos a unalto nivel de maltrato personal. 

Cuando nos rechazamos a nosotros mismos y nos juzgamos, cuando nosdeclaramos culpables y nos castigamos de una manera tan excesiva, tenemos lasensación de que el amor no existe. Parece como si en este mundo sólo existiera elcastigo, el sufrimiento y el juicio. El infierno tiene muchos niveles diferentes. Algunaspersonas caen muy profundamente en el infierno y otras apenas están en él, pero detodos modos, ahí es donde se encuentran. En el infierno se dan relaciones muyabusivas, aunque también hay otras en las que apenas existe el abuso. 

Ya no eres un niño, así que si estás manteniendo una relación abusiva es porqueaceptas ese maltrato, porque crees que te lo mereces. Y aunque la cantidad de maltratosque estás dispuesto a aceptar tiene un límite, debes saber que no hay nadie en el mundoentero que te maltrate más que tú mismo. El límite del maltrato que tolerarás de otraspersonas es exactamente el mismo al que te sometes tú. Si alguien te maltrata más de loque tú mismo te maltratas, te alejas, corres y te escapas de él. Ahora bien, si esapersona te maltrata sólo un poco más de lo que tú mismo te maltratas, quizás aguantesmás tiempo. Todavía te mereces ese maltrato. 

Por lo general, en las relaciones corrientes que mantenemos en el infierno se trata de pagar por una injusticia; de desquitarse. Te maltrato a ti de la manera que necesitasque te maltraten y tú me maltratas a mí de la manera que yo necesito que me maltraten.El equilibrio es bueno; funciona. La energía atrae un mismo tipo de energía, porsupuesto, un mismo tipo de vibración. Si una persona se te acerca y te dice: «Oh, memaltrata tanto» y tú le preguntas: «Bueno, ¿por qué sigues ahí?» ni siquiera sabrácontestarte por qué. La verdad es que necesita ese maltrato porque esa es su manera decastigarse. 

La vida te trae exactamente lo que necesitas. En el infierno existe una justiciaperfecta. No hay nada a lo que podamos echarle la culpa. Incluso podemos decir quenuestro sufrimiento es un regalo. Basta con que abras los ojos y mires lo que te rodeapara limpiar el veneno, sanar tus heridas, aceptarte y salir del infierno. 

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