El gato del pianista

¿Pueden las cuerdas de un añejo piano y la fidelidad de un felino ser la auténtica compañía?

Un pianista de renombre se encuentra en los días de su vejez. Sus vetustas manos se han vuelto demasiado tardas y temblorosas, impidiéndole seguir ofreciendo sus magníficos conciertos en los más prestigiosos teatros del país. El anciano, satisfecho con el arte que en el pasado fue capaz de interpretar para su público, se retira a vivir en la tranquilidad de su hogar junto a su esposa.

Pero acontece un día que la mujer cae víctima de un detestable cáncer, y pocos años después, tras luchar incansablemente contra su degradante enfermedad, finalmente se rinde ante el reposo. El viejo pianista, quien tenía en ella a su única compañía, acaba resignándose a transitar los años que le restan a su existencia viviendo en soledad, a la par únicamente de su añejo piano de cola y un polvoriento tocadiscos.

Una noche fría y lluviosa de invierno, en los días tempranos de la estación, el anciano sale del hospital tras hacerse una revisión, y su viejo pero aún afilado oído encuentra un extraño chillido brotando desde una caja de cartón bajo la lluvia. Se trataba de un diminuto gato recién nacido, negro como el cielo de aquella misma noche, que había sido abandonado sin aparente motivo.

Recurriendo a su pura conciencia, el anciano se compadece de la indefensa criatura y asume la responsabilidad de criarla con gran devoción. El viejo pianista retirado ya no podría sentir la soledad como antes lo había hecho, pues ahora un agraciado y majestuoso gato estaría a la par del armonioso y cálido sonido de los acordes de su piano.